20/3/11

Japon, soledad, naturaleza, nucleares y avaricia.

La imagen en los informativos de la soledad de esa mujer con el rostro oculto y el llanto adentro, tocando acompasadamente el vientre muerto de su familiar sacado de los escombros, es para mi la imagen de la indefensión del hombre ante la fuerza de la naturaleza. Japón sufre estoicamente uno de los mayores desastres de los últimos años, pero parece que no es bastante. Al desastre natural se une el ocaso que supone la rotura de cuatro reactores de una de sus centrales nucleares. Al duelo de esta mujer, de no solucionarse el sellado de la central, se unirá la desesperación probable de no poder visitar la tumba de sus familiares por estar durante cientos de años, la zona yerma bajo la radiación.
Eso es lo que diferencia un desastre natural de un desastre surgido de la avaricia humana. Tras un terremoto las generaciones venideras pueden crecer en la misma tierra de sus ancestros, tras un desastre nuclear la tierra esta condenada durante decenas de generaciones a evitar acercarse.
Hoy ya se han detectados alimentos en Tokio contaminados "sin riesgos para la salud" cultivados a 180 Km. de la central nuclear (no en los 30 Kms. del radio de seguridad impuesto). El nivel de radioactividad de la capital japonesa a 250 Kms. es tres días después del desastre veinte veces mayor de lo normal.
Mientas los organismos nucleares, los gobiernos, siguen diciéndonos con su falso argumentario que es la más barata de las energías y seguramente lo seguiría siendo, mientras los desastres de Chernóbil, Harrisburg o Fukushima sean pagados por los gobiernos, por todos nosotros y no por los políticos y dueños de las empresas propietarias que se benefician de la venta de su energía a precios de monopolio. Si el coste de las diásporas, los siglos sin cultivo, los costes sanitarios por el aumento de los canceres en la población, las empresas tradicionales desplazadas, fueran cargados a su cuenta de resultados, seguro que este cálculo no sería vendible.
Estoy a favor de la energía nuclear, pero cuando la fisión del hidrógeno sea controlable. La energía de fusión nuclear nunca ha sido segura ni lo será, porque aunque se controlaran todos los parámetros de producción, incluso los desastres naturales, el residuo sigue cientos de años manteniendo su radiación letal en el planeta.
A pesar de ser un pais, exportador de energía eléctrica, España sigue encareciendo el coste de nuestra factura a niveles insoportables para las familias, argumentando la paralización de las nuevas centrales nucleares, mientras vemos que nuestros generadores eólicos están la mayor parte del tiempo parados porque hay que mantener las cuotas de producción de energía nuclear y de las térmicas del carbón y petróleo por cuestiones políticas, sindicales o de lobbies.
Mientras los consejos nucleares de todos los países se reúnen para ver como seguir vendiéndonos lo limitado de este último desastre, tratando de convencernos que no nos afecta a la salud ni a la vida y que tenemos que seguir manteniendo una tecnología nuclear obsoleta para mantener nuestro nivel de crecimiento, los gobiernos siguen sin plantearse liberalizar de verdad el mercado energético, siguen sin impedir que los lobbies del petróleo y las nucleares (los grandes bancos) secuestren las patentes de los vehículos eléctricos y las energías limpias, esperando a conocer como controlarlas para seguir manteniendo sus tarifas.
Y este estado de cosas, seguimos perdiendo el tiempo enzarzados en medidas de humo para que miremos para otro lado como la reducción de los límites de velocidad o vendiéndonos el humo del tabaco como altamente cancerígeno mientras miran para otro lado con los niveles de yodo radioactivo o de polución por las gasolineras que permiten en el centro de las ciudades.
¿Cuantos desastres mas nos quedan por ver, cuantas personas llorando sus familiares muertos, cuantos campos estériles seguiremos acumulando antes de que tomemos, desde la base, las riendas de nuestro destino sin que nos dejemos convencer que otro sistema de sociedad es imposible?.