16/10/11

Le llaman democracia y no lo es.

A raiz de las criticas vertidas en los periódicos contra los indignados que se manifiestan en nuestras calles hoy 15 de octubre, no comparto el miedo de los que piensan que este movimiento favorece a la izquierda parlamentaria y se ponen nerviosos ante tantos ciudadanos indignados con la situación. La ciudadania no es tonta y eso es lo que manifiesta este movimiento. Es un movimiento de hastío. Hastio ante quienes han pretendido estirar tanto la cuerda que casi la han llegado a romper. Y digo casi porque con lo que esta ocurriendo en Europa, en EEUU, han de sentirse satisfechos los que estan a favor del sistema vigente, de que ciudadanos de a pie, pacíficamente expresen su frustración con la palabra y con la música, debatiendo, tratando de convencer y concienciar. En los años setenta, con un estado de cosas mucho menos penoso que el que esta sufriendo la población occidental hoy en día, surgieron o se afianzaron grupos terroristas que sembraron de cadáveres toda Europa y EEUU, desde las Brigadas Rojas italiana a los Grapo españoles, desde el IRA Irlandes a la ETA nacional, por no mencionar a los movimientos estadounidenses o alemanes que terminaron siendo asesinados en la cárcel. Seguramente el poder establecido es lo que pretendía, estirar la cuerda hasta tensarla tanto que llegara un libertador que con gestos fascistas empuñaran las armas contra el vecino, para así volver a empezar con un nuevo plan Marshall a reconstruir ciudades, a alimentar huerfanos, a volver a poner en pie fábricas para tener cuarenta años mas de crecimiento para ellos, de penuria para los supervivientes. Pero he aqui, que la respuesta es madura, que la sociedad ya no tiene la mentira de la lucha entre bloques para escudar sus posturas. Por eso este desconcierto, por eso estos intentos productos del miedo de callar las voces que claman en la calle.
No, confio en que no consigan lo que quieren los poderes fácticos. La gente nos hemos dado cuenta que el enemigo está dentro y se llama avaricia. Y los avariciosos tienen sus escuderos llamados políticos que hasta ahora han ensuciado la esperanza que depositamos en ellos, sirviendo a otros no a los que les votamos.
Por eso es justo y cierto el lema que se corea en las calles: le llaman democracia y no lo es. Y va siendo hora de que lo sea.