16/10/10

La reforma de las pensiones.

La clave está en el reglamento de las pensiones parlamentarias del 11 de Junio de 2006, sobre el que no he oido hablar a ninguno de nuestros insignes dirigentes sindicales para oponerse a los decretazos de los últimos meses, seguramente porque pondría en cuestion otros decretos que les favorece.
Es sorprendente el cinismo de nuestros políticos cuando hace cuatro años, en los albores de la crisis, se blindaron la obtención de la máxima pensión con solo siete años de cotización, no el mínimo de 35 exigibles para los corrientes mortales de nuestro pais. No podemos esperar otra cosa de quienes habiendo blindado sus indemnizaciones y subsidios, para cuando el pueblo ya no los quiera como sus representantes (lo que sería un despido en el ámbito empresarial) se han atrevido a legislar que los nuevos contratos de ese mismo pueblo que les elige, tengan indemnizaciones míseras en el mejor de los casos cuando el despido sea improcedente.
Ahora se deshacen en conjeturas sobre como vendernos la necesidad de mas años de trabajo, hasta los 67, y mas años para recibir la pensión máxima (2.200 € creo que es en la actualidad el tope), mientras ellos, los que legislan, los que elegimos, sólo necesitan siete años y encima pueden cobrar doble pues esta pensión no es incompatible con las otras que pueda recibir por otros trabajos ordinarios.
¿Como no vamos a tener que trabajar hasta los sesenta y siete años? y hasta los ochenta tendremos necesidad de currar, si la lista de políticos aumenta y aumenta con estas prevendas que hemos de pagar entre todos.
No creo que sea necesario aumentar la edad de jubilación ni recortar la cuantía, lo que hay es que terminar con los abusos e imponer el principio constitucional que todos los españoles somos iguales ante la ley, tambien en lo referido a las pensiones.
Para empezar pongamonos de acuerdo en el mínimo cotizado para obtener la máxima pensión. Los 35 años acutales me parecen acertados. Quien tenga 35 cotizados por tanto deberia poder contar con la máxima pensión. Quien lo supere o quiera seguir trabajando debería obtener un plus sobre esa cifra pues ha contribuido más al sistema y quien no llegue debería reducirse hasta un tope mínimo que le garantice la subsistencia.
Para ello sólo hay que eliminar las prejubilaciones pactadas por los sindicatos y las grandes empresas con los gobiernos y que todos pagamos, permitiendo que un trabajador con cincuenta años pueda seguir cobrando su sueldo desde su casa hasta que llegue su edad de jubilación porque así lo decidieron unos cuantos.
Para ello sólo hay que eliminar los tratos de favor a diferentes colectivos como los politicos mencionados y eliminar los dobles y triples sueldos que pueden tener del erario público sin ser penalizados.
Para ello habría que eliminar los complementos de sueldos de esos mismos políticos, empezando por las dietas millonarias por asistencias a los consejos de administración de las empresas públicas, por ejemplo, a las que deberían asistir gratis pues van con el cargo, aunque lo mejor para estas empresas es que desaparecieran de los órganos de decisión y dejaran su gestion a los técnicos que saben de ellas.
Pare ello habría que legislar para facilitar la financiación de las ideas, de las empresas que realmente contratan trabajadores y no las de los amigos, como la Pantoja por ejemplo a la que ahora se estigmatiza pero que en su momento montaron restaurantes con ayudas públicas, de un gobierno socialista para ser mas concretos, mientras  miles de emprededores y empresas sólidas se veían y se ven abocados a peder tiempo y dinero presentando informes y papeles para que el ICO termine diciendoles que no hay financiación para ellos, que pongan su patrimonio personal en manos de los bancos, la otra pata de este maquinaria.
Para ello habría que dejarse de planes E y planes o, b o c, y los fondos públicos de nuestros impuestos, dedicarlos a garantizar que la administración funcione para facilitar a las empresas su actividad, que son las que crean trabajo estable y si trabajan para la administración pagarles con prontitud, que no tengan que financiar a mas de dos años en muchos casos sus trabajos para los ayuntamientos y que los beneficios que obtengan los puedan reinvertir en vez de que se lo lleven los bancos descontando los pagarés.
Para ello habría que potenciar, finalmente, el acceso al mercado de trabajo de los jóvenes, no con treinta años como hasta ahora sino con veinte. Dejar de considerar al español que nace como un futuro parado y comenzar a considerarlo como la esperanza para nuestro desarrollo, Pero para eso debemos comenzar modificando de raiz el sistema educativo que se nos impuso desde los inicios de la democracia. Ninguna sociedad se puede permitir que la educación esté basada en retener su fuerza de progreso durante años y años de cursos, de masters, de más cursos, para que el aceso al mercado de trabajo (de las listas del paro para quienes han mantenido este sistema) se produzca a los treinta o a los treinta y cinco años como ocurre ahora, mantenidos por sus familias, y encima accediendo ya viejos a su primer empleo en precario porque no tienen experiencia.
A quien pretenden engañar. Acaben con las injusticias de este sistema empezando por uds, por la cúspide de la pirámide política y propongan desde el jemplo y no desde el poca verguenza.
Dejemos de hablar de pensiones y pongamonos a hablar de como producir más y de como permitir que un joven con 20 años esté bien formado, trabajando, independizado y cotizando.

Algunos que saben mas que yo de esto han escrito lo siguiente:
Expansión
Diario Crítico
y muchos mas que encontrareis en la red.
La clave está en el reglamento de las pensiones parlamentarias del 11 de Junio de 2006.